Si se cae mi ventana
me quedan los árboles.
Si se caen los árboles
me quedan las montañas.
Si se caen las montañas
me queda el cielo.
Si se cae el cielo,
¿quién sabe?
Igual, nunca ha valido la pena quejarse.
Si se cae mi ventana
me quedan los árboles.
Si se caen los árboles
me quedan las montañas.
Si se caen las montañas
me queda el cielo.
Si se cae el cielo,
¿quién sabe?
Igual, nunca ha valido la pena quejarse.
Ese poema pone certezas sobre mi primera impresión. Sos ante todo una agradecida de la vida, y tu mirada se centra en lo bueno que acontece.
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* Este, no ese, jeje!
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